¿Tienes dificultades para saber qué comer? No estás sola. Como madre de dos hijos, sé de primera mano lo agotador que puede ser que tu hijo rechace la comida. Incluso si pasan un par de semanas comiendo los mismos alimentos y nada más. Afortunadamente, para la mayoría de los niños, mostrar cierto nivel de quisquillosidad al comer es solo una etapa, y sus apetitos y hábitos alimenticios, siempre cambiantes, se irán compensando. Comprender por qué tu hijo puede rechazar ciertos alimentos y conocer tu papel como padre en la alimentación es crucial para aprender a complacer a tu hijo quisquilloso.
Conozca su rol
¿Qué padre no teme una pelea con su hijo a la hora de comer? Intentar que elija espinacas y pollo en lugar de fideos. Les suplicas que "prueben solo un trozo". Se niegan. Entonces empieza la pelea. La amenaza de no comer postre o la promesa de un sándwich de helado si prueban un trozo de brócoli. ¡Vamos, todos lo hemos hecho! Usar estas tácticas para que tu hijo coma suele ser contraproducente, convirtiendo la mesa en un campo de batalla en lugar del lugar tranquilo y agradable que debería ser.
Ellyn Satter, experta internacional en alimentación, desarrolló la teoría de la División de Responsabilidades. Este sencillo concepto sugiere que los padres son responsables de proporcionar alimentos saludables y elegir el momento de servirlos, mientras que el niño decide qué y cuánto comer. Créeme, sé que puede parecer abrumador cederle el control a tu pequeño, pero mientras cumplas con tu parte de ofrecer una variedad de alimentos saludables, tus hijos también cumplirán con su parte de comer lo que necesitan y aceptar poco a poco los nuevos alimentos. Tu hijo debe comer lo mismo que el resto de la familia, así que evita reemplazar el plato principal, pero puedes incluir uno o dos alimentos que sepas que comerá. Ten en cuenta que un niño puede tardar hasta 15 veces en probar un alimento nuevo, ¡así que no te rindas!
¡Sea creativo y haga que las comidas sean divertidas!
Dibuja una carita feliz con frutas en un panqueque. Usa un cortador de galletas con formas divertidas para los sándwiches. Ofrece una variedad de verduras coloridas y brillantes con salsas. Ofrece desayunos para el almuerzo y viceversa (¿Pizza de muffin inglés para desayunar? ¡Qué rico!). Reserva tiempo para cocinar con tus hijos, lo que también puede animarlos a probar nuevas comidas.
Sea un buen modelo a seguir y coman juntos
Aunque no es realista esperar que cualquier padre siempre tenga buenos hábitos alimenticios, esfuérzate por demostrarles una alimentación saludable y tus hijos te imitarán. Las investigaciones han demostrado que las comidas en familia tienen un impacto positivo en la alimentación de los niños. De hecho, un estudio demostró que los niños que compartían las comidas con sus padres consumían más frutas, verduras y lácteos que los niños que no lo hacían. ¡Es una gran noticia! Así que apaga la televisión y disfruta de una comida familiar sin interrupciones.
No los presiones para comer
Un gran error de alimentación que cometen los padres es presionar a sus hijos para que coman. Eviten obligarlos a comer alimentos que no les gustan, ya que podrían asociar la comida con una experiencia desagradable. Ofrézcanles la comida, pero no estén encima de ellos durante las comidas ni les digan que den un último bocado. Los bebés nacen con un sentido innato de la cantidad de comida que necesitan y deben aprender sus propias señales de saciedad para poder dejar de comer cuando estén llenos.
Tenga comidas y refrigerios estructurados
¿Sabías que el estómago de un niño pequeño es aproximadamente del mismo tamaño que su puño cerrado? Esas barrigas diminutas se llenan rápidamente, por lo que es importante mantener un horario de alimentación con horarios específicos para las comidas y refrigerios para asegurar que tengan hambre, pero no estén muertos de hambre, a la hora de comer. Beber jugo o comer refrigerios todo el día puede disminuir su apetito y el deseo de probar nuevos alimentos.
Casi todos los niños son más o menos selectivos con la comida, pero hay casos en los que la alimentación selectiva se vuelve extrema y puede estar relacionada con un problema más profundo. Si le preocupa que el comportamiento selectivo al comer esté afectando el crecimiento y desarrollo de su hijo, consulte con su pediatra. De lo contrario, intente seguir estos consejos y recuerde que los hábitos alimenticios de su hijo no cambiarán de la noche a la mañana. Dar pequeños pasos para cambiar puede ayudar a promover una alimentación saludable de por vida.
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